Senté la poesía
en mis piernas
y la acaricié como
a una mujer desnuda
y pase mi mano entre su pelo
y la besé en sus ojos
y en su boca con la ternura
infinita de soñarla
y la abrace contra mi pecho
mirándola dulcemente a los ojos
y sentí como latía su corazón
por dentro estremecida
en mis brazos cuando
desflorada ya se
hacía mujer la poesía.